Enseñanza y tradición católica

Enseñanzas católicas en torno a la pobreza

La enseñanza social de la Iglesia es un rico tesoro de sabiduría acerca de la construcción de una sociedad justa y una vida de santidad en medio de los desafíos de la sociedad moderna. La moderna enseñanza social católica se ha articulado a través de una tradición de documentos papales, conciliares y episcopales. La profundidad y la riqueza de esta tradición se entiende mejor a través de una lectura directa de estos documentos. En estas breves reflexiones, podemos destacar varios de los temas clave que se encuentran en el corazón de nuestra tradición social católica. Para más información sobre la enseñanza social católica, escuche nuestros podcasts. Asimismo, lea citas del papa Francisco sobre la pobreza.

Vida y dignidad de la persona humana

La Iglesia Católica proclama que la vida humana es sagrada y que la dignidad de la persona humana es el fundamento de una visión moral de la sociedad. Esta creencia es la base de todos los principios de nuestra enseñanza social. En nuestra sociedad, la vida humana sufre el ataque directo del aborto y la eutanasia. El valor de la vida humana se ve amenazada por la clonación, la investigación con células madre embrionarias y el uso de la pena de muerte. El ataque intencional a civiles en guerras o atentados terroristas siempre está mal. La enseñanza católica también nos llama a trabajar para evitar la guerra. Las naciones deben proteger el derecho a la vida a través de medidas cada vez más efectivas para prevenir los conflictos y resolverlos por medios pacíficos. Creemos que cada persona es valiosa, que las personas son más importantes que las cosas, y que la verdadera capacidad de cada institución se evalúa en la medida en que represente una amenaza o una mejora para la vida y la dignidad de la persona humana.

Llamado a la familia, la comunidad y la participación

La persona no sólo es sagrada, sino también social. La manera en que organizamos nuestra sociedad, en términos económicos, políticos, legales y de políticas públicas, afecta directamente la dignidad humana y la capacidad de las personas para crecer en comunidad. El matrimonio y la familia son las instituciones sociales centrales y deben ser apoyados y fortalecidos, no socavados. Creemos que las personas tienen el derecho y el deber de participar en la sociedad, buscando juntos el bien común y el bienestar de todos, especialmente de los pobres y vulnerables.

Derechos y responsabilidades

La tradición católica nos enseña que la dignidad humana puede ser protegida y que sólo pueden lograrse comunidades saludables cuando los derechos humanos están protegidos y se cumplen las responsabilidades. Por lo tanto, cada persona tiene el derecho fundamental a la vida y el derecho a todo lo necesario para la dignidad humana. En correspondencia con estos derechos también están los deberes y las responsabilidades: mutuos, con nuestras familias, y con la sociedad en general.

Opción por los pobres y vulnerables

Una prueba moral básica es el estado en que se encuentran los miembros más vulnerables de las comunidades. En una sociedad marcada por profundas divisiones entre ricos y pobres, nuestra tradición recuerda la historia del Juicio Final (Mateo 25:31-46) y nos enseña a poner en lugar preferencial las necesidades de los pobres y vulnerables.

La dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores

La economía debe estar al servicio de las personas, no al contrario. El trabajo es mucho más que una simple forma de ganarse la vida: es un medio para continuar participando en la creación de Dios. Si queremos proteger la dignidad del trabajo, debemos respetar los derechos básicos de los trabajadores, como el derecho a un trabajo productivo, a salarios dignos y justos, a la organización y participación en sindicatos, a la propiedad privada y a la iniciativa económica.

Solidaridad

Somos una sola familia humana, cualesquiera que sean nuestras diferencias de nacionalidad, raza, etnia, situación económica o ideología. Somos guardianes de nuestros hermanos y nuestras hermanas, dondequiera que estén. Amar a nuestro prójimo tiene dimensiones globales en un mundo cada vez más pequeño. En el centro de la virtud de la solidaridad está la búsqueda de la justicia y la paz. El papa Pablo VI nos enseñó que si queremos la paz, debemos trabajar por la justicia.(1) El Evangelio nos llama a construir la paz. El amor que sentimos por todos nuestros hermanos y nuestras hermanas nos exige promover la paz en un mundo rodeado de violencia y conflicto.

Cuidado de la creación de Dios

Mostramos nuestro respeto por el Creador al preservar su Creación. El cuidado del planeta no es sólo un lema para el Día de la Tierra: es una exigencia de nuestra fe. Estamos llamados a proteger a las personas y al planeta y a vivir nuestra fe en relación con toda la creación de Dios. Este desafío ambiental alberga dimensiones morales y éticas fundamentales que no pueden ser ignoradas.

Para más información sobre la enseñanza social católica, escuche nuestros podcasts.
Lea citas del papa Francisco sobre la pobreza.


Este resumen debería ser sólo un punto de partida para todos aquellos interesados en la enseñanza social católica. La comprensión integral de la misma sólo puede lograrse mediante la lectura de los documentos papales, conciliares y episcopales que conforman esta rica tradición. Para obtener una copia del texto completo del folleto Compartiendo la Enseñanza Social Católica: Desafíos y rumbos (Nº 5-803) y otros documentos relativos a la enseñanza social, llame al 800-235-8722.


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Publication No. 5-315 (sólo en inglés)


USCCB Communications
Washington, D.C.
ISBN 1-57455-315-1
(1) Pablo VI, Mensaje para la celebración de la V Jornada de la Paz (Roma: 1 de enero de 1972).
Texto extraído de los documentos Compartiendo la Enseñanza Social Católica: Desafíos y rumbos (Washington, D.C.: USCCB, 1998) y Ciudadanos comprometidos: Un llamado católico a la responsabilidad política (Washington, D.C.: USCCB, 2003).